Es una lástima equivocarse, equivocar, perder… pero tenemos tanto por aprender. Creo que este tipo de cosas nos dan la pauta de que tenemos que bajar el ego y sentarnos a estudiar de nuevo, un poco más, con humildad, o de aprender y reflexionar sobre las circunstancias y acontecimientos.
Creemos que la tenemos clara (clarísima) y que sabemos inclusive lo que conviene para nosotros y para los demás… y así, de golpe, también nos damos cuenta de que no sabemos nada, o a lo sumo que lo que sabemos es simplemente una posibilidad de la existencia. Nadie puede asegurar la certeza, solamente probabilidades.
Entre dos puntos distantes entre sí podríamos tomar la vía más corta, la más lógica, o la más larga, o cualquier otra intermedia… casualmente la más corta no se toma nunca. Lo práctico no es del dominio del ser humano. Es un camino de aprendizaje constante. La búsqueda del mejor método, el más eficiente, muchas veces choca con el método más eficaz, o simplemente el método que surgió.
La mente de las personas pone siempre tantos “peros”, tantas excusas que el fracaso se torna inevitable. No obstante, gracias a Dios, aprendí por mi parte que el tal fracaso es sólo una forma más de ver lo sucedido. Depende de las expectativas del sujeto y de la capacidad de trascendencia o transmutación que puede poner en juego frente a las circunstancias desfavorables.
Ésas son las grandes lecciones que nos regala la vida, siempre y cuando tengamos la predisposición para aprender.
Respirar hondo y preguntarnos: “¿Qué me enseña esto que estoy viviendo? ¿Qué puedo aprender de lo que me pasa?” Esa es una forma de transformar lo negativo en positivo. Eso es verdadero poder.
También es una cuestión de ego: estamos habituados a tal o cual rutina y creemos que nos las sabemos todas… En realidad nos movemos en los mismos circuitos, pero cambia cualquier circunstancia y los resultados son imprevisibles. Y es más útil aprender a adaptarse, trabajar la flexibilidad, tanto mental como física y darse cuenta de que todo, todo, todo cambia.
Yo creo en amar y respetar el cambio para crecer con la vida, con los regalos que nos da la vida, que son oportunidades para evolucionar y ser mejores.
El huevo de Neustad.
Hace 11 años
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