jueves, 30 de abril de 2009

Tomate un garompol

A veces la cuestión pasa por poner pausa y esperar. En el interior hay una certeza de pasos dados y tareas cumplidas. Ahora y aquí es el momento de descansar. Fijate bien esto: ayer vi en la tele a un inglés que se iba a París a buscar una “Chaise longue”, que es una especie de reposera con una base semicircular para recostarse muy cómodamente. Tiene varias posiciones, todas muy confortables. La idea del diseño se basó en tomar posiciones del cuerpo en relajación y con el fin de sostener esas posturas, emplear la chaise longue. Ideales para leer, ver tele, o charlar de bueyes perdidos, ¡también dormir una siesta! Mmmm… ¡buenísimo! Le Corbusier un capo.
Los placeres más grandes son también los más fáciles y sencillos de conseguir. La pieza más sofisticada de tecnología no va jamás a superar estos placeres de los que hablo. Si comparamos el desarrollo de cada categoría, los naturales y los creados por el hombre, los últimos han tenido una evolución muy breve, comparándolos con la evolución de millones de años de los seres vivos y en consecuencia de la humanidad. Y no olvidemos que estamos en contínuo perfeccionamiento. Así que acostarse en el piso de madera y sentir cómo se apoya la espalda, contar los músculos y que cada uno se “hunde” o se afirma en el suelo… ¡está bárbaro! ¡JAJAJA! ¡Qué fácil es sentirse bien! Si uno quiere, claro. Y lo mismo vale para sentirse mal. ¿Sabés que le hago a la mala onda? Fuchs fuchs (como los gatos) y me cago en ellos, o sea en los mala onda. Pero hay que tener mucho cuidado, no se debe, por ningún concepto seguirle el juego a la gente mala onda, porque de esa forma te volvés vvvvvicha (aunque sea por un tiempo) y eso es pésimo para la salud. Obbbbbviamente me interesa MI salud.
Así que mi recomendación es muy clara y sencilla: tomate un garompol y que todo te chupe un huevo.
Brindo por vos, por mí y por toda la gente de buena leche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario