Grande yo.
Gracias a mí mismo por ser como soy. ¡Chapó, chapó, chapó!
Ayer fue un gran día de aprendizajes y quiero compartirlo con el Universo. Debuté en la realización de un pan dulce. Sí gente, hice un pan dulce en abril. O sea… hago lo que quiero (¡ja!) vayan conociéndome. La receta no la puedo pasar porque fue un poco cambiada, hecha de rejuntes de otras, y le sumé un par de consejos de una amiga capa en la cocina. Me salieron 2 mega pan dulces ya que al no respetar las proporciones de la receta original, me pasé de líquido y luego para compensar agregué bastante harina y se armó una masa enorme. La receta se va a perfeccionar un poco más, obviamente.
Aprendí un montón: que puedo hacer algo nuevo sin seguir al pie de la letra una receta probada, que tengo unos huevos de acero, y que la gente es muy envidiosa. ¡JAJAJAJA!
SIIIIIIIIII es muy envidiosa, es vicha (con “v” de “vvvicha”). Porque el pan dulce era para llevar a una reunión de unos amigos de un amigo (que no son amigos directos, o sea). Interiormente quería “que se caigan de culo” (pintorescamente le dije a mi amiga cocinera), que se sorprendan, objetivo que fue logrado con creces. También quería probar de arriesgarme en una nueva dirección sin más guía que mi Maestro interior. Gracias Maestro.
Situación: todos sentados a la mesa del restaurante, yo llegando con mi acompañante y con el pan dulce en una bandeja de confitería, envuelto en un film. La anfitriona hace arreglos para que guarden el pan dulce (los dueños del restaurante lo colocaron en una vitrina a la vista de los comensales, chapó, chapó a Fedelux).
La reunión, para los recién llegados empezó amable y normalmente. Luego de un tiempo, vino la pregunta casi obvia: “¿Dónde lo compraste, porque en esta época del año…?”. “No lo compré, lo hice.”, dije cassual. Instantáneamente hubo un silencio en la mesa (¡jajaja!) La anfitriona, que estaba sentada a mi izquierda, inspiró profundamente y preguntó: “Pero… ¿lo hiciste vos?” (¡jajaja!). “¡Sí claro!” otra vez cassual.
Media hora hablando de panes dulces, panificaciones, ingredientes, etcétera. ¡JAJAJA! Logré lo que quería: sorprenderlos, demostrarles que en muchas, muchas, muchas cosas soy mejor y vengarme.
Quizás el lector piense qué extraña forma de vengarse, ya que se toma una enorme cantidad de tiempo, dedicación y dinero para agasajar a personas que no quiere en verdad. Pero sí, fue productivo en muchas formas. No tuvieron otra opción que hablar maravillas del pan dulce, sobre todo luego de probarlo, lo cual en algunos casos fueron sinceras felicitaciones y en otros casos a regañadientes (aquí está el meollo del asunto).
Sin embargo (y aquí viene lo más jugoso) las “vichas” sacudieron la cola y se oyó fuerte y claro el cascabel.
Hubo una que empezó a hablar de un programa del Gourmet.com en donde Dolli Echegoyen y otros chefs evalúan a un grupo de cocineros principiantes (o no tanto) en un reality, donde termina habiendo un ganador, etc., etc., etc. Hasta ahí todo lindo. Ahora viene lo mejor… “Y claro, viene Dolli y con cara de asco le dice a uno: “No, mirá le pusiste cobertura de chocolate, no voy a engordar comiendo eso”, como diciendo que era berreta”. ¿Ah sí? Casualmente el pan dulce tenía cobertura de chocolate… ¿Es berreta la cobertura de chocolate? ¿Y por qué te llenás la boca como vaca con MI pan dulce? Por supuesto, no hice saltar la perdiz porque no vale la pena gastar pólvora en chimangos, ni en esa gentuza envidiosa y patética y porque no les iba a dar el gusto de levantar el guante. Lo super interesante fue que mostró su verdadero rostro.
La salvaje no se detuvo allí sino que siguió con la crítica al dueño de casa (¡Al dueño de casa! ¡El que los invitó! TOO MUCH!) “Sí… esa MIERDA le debe haber costado como $500.- Y sólo porque es de cristal. ¡¡¡Si es una mierda!!!” (Obvio, para ella todo lo que sea de otros es una mierda, porque si está bueno y es de otros no le queda más remedio que envidiarlo, entonces lo ningunea. Demás está decir que el dueño de casa tiene gusto refinado, que ha sabido cultivar ampliamente, es un anfitrión excelente, atento, agradable y muy educado).
Y siguió con la crítica, esta vez a la dueña de casa… “Ay no, yo no iría a un crucero como el que fuiste (5 estrellas, sepanló), porque tanta gente me estresa… ¡Qué horror!” “¡Y encima te lo pasás comiendo! ¡Cómo engordás!” (La susovicha está a dieta estricta porque por un exceso de peso y estrés está a punto de convertirse en diabética…). “Por lo menos ¿fuiste al gimnasio?” (¡JAJAJA! ¡Sinvergüenza, atrevida! ¡Si hace un milenio que no pisás un gym! ¡Y así estás!).
Y la pareja de ella agrega: “Y vos Fulano… (Al dueño de casa) ¡Cómo engordaste! ¡Estás más power…!” (Haciendo gesto de cachetón y panzón). Y yo pienso: “. ¿Otra vez? ¿Es posible que seas tan pero tan patético? A ver vos, gilún, parece que no te molestan tanto la gente gordita ya que te “comés” una vaquillona todas las semanas… O es que es la única (pobre boluda) que te da bola, te banca económicamente, que no tengas vocación ni laburo, que en otras palabras seas un don nadie, digamos. Ni hablar que por esa situación de que te banca, no te deja dedicarte a lo único que te gustaría hacer que es la actuación y vos se lo permitís. Pobre de vos, que de acá a 10 años no se lo vas a perdonar, finalmente la vas a mandar a la mierda y van a desperdiciar esos 10 años de vida.”
Otra vicha (ésta es un poco más light) hablando de Madonna: “Se ve que es border…”, comentario hecho luego de ver el video del recital de “Confession…” y hablar maravillas de ella. “¿Cómo? ¿De qué hablás?” (Claro, no me cerraba, la hipercrítica luego del halago.) “Sí claro, se ve que lo único que puede hacer es esto”, con gesto despectivo.
O sea… Madonna “solamente” puede producir espectáculos maravillosos que gustan a cientos de miles de personas en todo el mundo, canciones que inspiran por las letras y la música a muchas personas en muchos y variados sentidos positivos, también ganar mucho dinero, participar en obras de caridad, dar ejemplo de vida y de elecciones muy valiosas…
Y ella continuó: “Y claro, hablo del desequilibrio en su personalidad y en su vida…” Y yo pensé: “¿A qué se refiere? ¿A su divorcio?” No dio más explicaciones, no se las pedí, renuncié a entenderla, porque me estaba engranando y enojado no sirvo más que para boxear.
“A ver… ¿Por qué sos tan crítica?” “No soy crítica, soy perfeccionista. La crítica es distinta, yo reflexiono sobre lo que no me gusta y lo cambio.”
Fantástico, hermoso… si fuera verdad… Esos comentarios son de vicha envidiosa meamaaar. Te la das de psicóloga re super pro con todo el speech aprendido y no podés esconder el cascabel. ¿Por qué solamente mirás y comentás el defecto cuando ni siquiera es evidente? Lo que sí es evidente es tu envidia: el comentario vichezco fue escupido mientas Madonna bailaba en una performance muy sensual, donde le hacen unos primeros planos increíbles, en los que muestra un lomazo justament envidiable, rodeada de machos super atractivos que “la asediaban”.
¿Será que envidiás ese asedio masculino en Madonna y que a vos no te sucede o que no podés manejar? Te vendría muy bien un poco de análisis a vos meamaaaar. Tu visión está muy nublada si sólo ves los defectos en los demás. Si te vieras a vos misma con esa impiedad, te vas a querer matar (mejor mirá para otro lado por ahora)
Minuto de reflexión…
El siguiente paso es el entendimiento. Entiendo que no pueden hacer tra cosa ya que sólo conocen la crítica y viven amargados porque no se quieren a sí mismos. En realidad tengo piedad de ellos. El vichismo genera vichismo y llegado el momento surgió de mi parte: “El color de pelo está bien, pero le falta brillo, está opaco…” Cuchillazo directo al corazón. Jodete boluda por meterte con Madonna. El Universo se encarga solito de nivelar las cosas. Pero bueno, tendrán que aprender sus lecciones, como yo las mías. El último paso es el perdón, ya que si no los perdono y no me perdono (ya que bajé al nivel señalado), el daño se repetirá y se repetirá.
En fin, me quedo con algunas cuestiones bien resueltas: 1) si te envidian es porque te admiran y reconocen tu superioridad y 2) si no te cuidás MUCHO, podés caer y caer y caer al nivel del vichismo muy fácilmente y más aún si tenés capacidad.
Grande yo.