domingo, 23 de mayo de 2010

Cruzar el Rubicón

César fue quien hizo de esta frase aparentemente inocua, algo trascendente e irreversible. Cruzar el Rubicón con fuerzas armadas significaba trición para el pueblo romano. Amenzar las instituciones establecidas. Poner en peligro la integridad de Roma. Cruzar el Rubicón con un ejército (un río cercano a Roma) estaba prohibido y al hacerlo César se puso en contra del orden establecido en su país. Sin embargo este movimiento, este acto fue trascendental para poner en marcha las acciones que lo llevarían al pináculo del poder en Roma, con el final conocido por todos: su asesinato en manos de su propio hijo.

Todos cruzamos Rubicones en momentos de la vida. Algunos con liviiandad, otros con seriedad y pesadez, etc, etc, etc. Sin embargo para tod@s significa llegar a un punto del que no hay retorno. Se traza un raya, que se atraviesa para poder decir "No puedo volver por más que quiera, por lo tanto voy para adelante sin importar las consecuencias".

Hoy crucé un Rubicón. Tan sencillo como sacar un artefacto de luz, aunque no tenía la más mínima idea de cómo lo iba a hacer y gracias a Dios (gracias realmente), resultó bien.

Estos actos ostentosos o totalmente privados e internos, nos marcan y nos hacen crecer. A veces nos quitan el aliento cuando estamos frente a lo inevitable del paso que estamos por dar. También nos dan la pauta que estamos protegidos y guiados por un poder superior.

Que cruces tus Rubicones con alegría. Yo te bendigo y te amo.

Fedelux.

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