sábado, 18 de julio de 2009

Cuestiones

La pregunta por el significado es una de las más interesantes que se ha hecho el ser humano desde siempre y es la que lo ha movido más allá de lo imaginado. Porque lo imaginado forma parte de la realidad y eventualmente toma cuerpo, pero ir más allá es contactar lo divino. Trascender lo conocido y estudiado, llegar hasta el límite y pasarlo es la gracia, el don que eleva al ser humano y también la fuente de su soberbia. Si consideramos que el pensamiento es el que nos permite anticiparnos en el tiempo y en el espacio y considerar el origen del universo, la vida, etcétera, entonces el pensamiento tiene existencia en otro plano. Creo que ese plano está en contacto con lo divino. O también es posible que ese contacto con lo plus ultra sea trascendiendo la mente, liberándose de las ataduras de las rígidas ecuaciones de la ciencia, tan atada a las fórmulas y demostraciones racionales.
Considero un deber y un poder, el explorar otras posibilidades de conocimiento para alcanzar verdades más o menos universales, conocer lo que nos une, frente a la diversidad que nos distingue.
Cuando advertí que no había sitio en la Tierra que no haya sido explorado o visitado por el hombre, sentí un gran descorazonamiento, desilusión por la aparente imposibilidad de “ser el primero en” llegar a tal o cual lugar. De esta manera tan simple es posible que una persona no encuentre motivo para buscar respuestas e ir más allá de lo conocido. ¡Qué fácil es caer en el engreimiento de creer que uno sabe TODO! Quedarse en ese lugar es igual a poner en pausa el espíritu. Ocuparse de las necesidades básicas y ¿que más? ¿Y que más? Nada.
Nos salva esa pregunta, la pregunta por el significado.

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